San Felipe “La otra ciudad”.
- Editor de la Revista IS
- 14 feb 2019
- 3 Min. de lectura
Eric Ramírez.
Teorías Sociales.
Extracto de la publicación Marzo-Abril del 2019.
La ciudad se llama San Felipe, está localizada en la quinta región cordillera, a ciento veinte kilómetros de Valparaíso, una novia la comparaba con “Comala” la ciudad de Pedro Paramo de la novela del mexicano Juan Rifo, por el calor insoportable en verano, el frio extremo en invierno y la ausencia de lluvias. Hace más de veinte años atrás, San Felipe era una ciudad en donde se advertían claramente dos clases sociales, quienes poseían el dinero, los dueños de fundo y el resto, quienes trabajan para los ricos, los cosecheros, los que trabajan en los “packing”, los de la fábrica de duraznos. Era una ciudad de dueños de parceleros que votan por candidatos de la UDI y RN. Con el paso de los años, el sector minero ha ido ganando terreno y se ha transformado en el principal foco laboral dando pie al surgimiento de una clase media. El tiempo ha cambiado a San Felipe. Ya no todos trabajan de la agricultura. El San Felipe que vi de niños, ya nos es el mismo de hoy, de esos cambios, es de lo que hablare a continuación.
Dos clases de personas podías encontrar en San Felipe, los que tienen dinero y terrenos y el resto que trabaja para ellos, los temporeros. Recuerdo un amigo hijo de terrateniente, el Madariaga, compañero de Colegio, vivía en una casa que estaba dentro de las cuatro alamedas, (en San Felipe vivir dentro de las cuatro alamedas es ser burgués), en San Felipe la casa de mi compañero forma parte de la estructura de damero central, su casa era un cuarto de la cuadra, era una casa colonial, con dos patios interiores inmensos en donde había jardines, recuerdo que estábamos en clases de historia universal, tercero medio, pleno invierno, el profesor hablaba del desarrollo de la humanidad gracias a los avances de la ciencia, pero en un momento dijo que todo ese desarrollo se vio interrumpido por el surgimiento del comunismo, para el profesor de historia, el surgimiento del comunismo fue el causal del fin del progreso humano, Madariaga, asentía a todo lo que el profesor decía, “pues, ahora hay cosas para todos y para todo” así decía Madariaga. Con el tiempo, me di cuenta que Madariaga repetía los que sus padres le decían, y yo de alguna forma también, solo que desde la otra vereda.
Cuando advertí que podía trabajar, a eso de los quince, me tocó ganar mis primeros pesos en una empresa llamada Dos caballos, empresa de fruta en conserva, principalmente de duraznos que en su mayoría se van a EEUU y Europa. Cuando yo trabaje en la empresa, la mayor cantidad de gente que trabajaba allí, era de los sectores pobres de la ciudad, algunos con antecedentes, otros menores de edad como yo y gente de la tercera edad (jubilados), creo que fue en ese lugar en donde comencé a tomar conciencia de una vaga idea de justicia social. Cuando un día terminábamos el turno e íbamos saliendo el guardia que nos revisaba antes de salir paro a dos de mis compañeros, les hizo abrir la mochila y dentro de ella habían dos tarros de duraznos y algunos duraznos sueltos, eran ricos los duraznos que allí había, seguí caminando no quise ser parte de la gente que los comenzó a rodear, escuchaba forcejeos gritos salí y camine a la alameda que estaba en frente. Después, no los volvía ver. Pensaba, en mis compañeros, con quienes nos íbamos a comer duraznos en cualquier lugar donde no nos vieran los jefes, pensaba en los tarros que no estarían en su mesa, en las bocas de sus hijos, de sus mujeres, esposas, abuelos, hermanos, novias amigos…con el tiempo descubrí un concepto para ello, “alienación”.
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