“El pueblo de Pama”
- Editor de la Revista IS
- 14 feb 2019
- 2 Min. de lectura
El paraíso escondido de la niñez.
Valentina Cruz Olivares.
Teorías Sociales.
Extracto de la crónica publicada entre marzo-abril del 2019.
Caluroso, como si el sol se ubicara sobre nuestra casa, era ahí el lugar más hermoso, perfecto y seguro en el cual una niña pudiera jugar, saltar y recordar por el resto de la vida.
Recuerdo la primera vez que mis abuelos maternos me llevaron junto con mis 3 hermanos mayores, fue un verano hace ya más de 10 años, uno de los mejores veranos en nuestro terreno escondido. Pama es un rinconcito del país ubicado en la provincia del Limari en la IV región, a 5 kilómetros de Combarbala, entre cerros y parcelas donde sembraban variados tipos de frutos para luego exportarlos.
Ese verano lloraba por tener que ir lejos de casa y lejos de mi madre, pero sin embargo abordé el bus con el resto y fui en busca de una nueva aventura. Al llegar lo primero que pude apreciar fue una gran cantidad de árboles repletos de nuestras frutas favoritas, había damascos, duraznos, uvas y tunas entre otras, nosotros fascinados solo creíamos que nos habían llevado al paraíso para tener las mejores vacaciones de nuestras vidas. Aquel lugar nos llenaba de curiosidades las cuales poco a poco fuimos conociendo, lo primero fue recorrer el lugar y pudimos encontrar pozos de agua enormes, hectáreas de plantaciones de trigo, sandias, tomates, etc. Nuestros abuelos los miraban como ganancias, ya que vendiendo las cosechas tendrían dinero para mantenernos el mes entero que estaríamos allá, pero para nosotros era una jungla misteriosa donde podríamos jugar e imaginar aventuras y claro comer uno que otro fruto rico.
Todas las tardes cuando salían los camiones de exportaciones de uvas, salían por el camino de las ferias a dejar la mercadería, y cada vez que pasaban por fuera de nuestro terreno salíamos con todos mis hermanos a gritarles “tráigannos uvitas” sin esperanzas de que nos trajeran, pero con la intención de reírnos y correr tras de ellos, jamás nos imaginamos que luego de la primera vez que les pedimos nos empezarían a dejar una caja llena de uvas para todos los de la casa.
Comentarios